Una deflación es una disminución generalizada y continuada del nivel general de precios de la economía. Alguien puede pensar que esto es positivo, pero la realidad ha demostrado que un proceso deflacionista puede ser peor que su opuesto, un proceso inflacionista. Digo la realidad porque la crisis vivida durante 15 años por Japón ha tenido que ver mucho con el proceso deflacionista.
Alguna de la características de la crisis iniciada en 1990 en Japón fueron: una fuerte crisis financiera, un proceso deflacionista durante años, contracción de la demanda (principalmente el consumo), aumento del paro etc. Todo esto en una ambiente de gran desconfianza por la corrupción destapada que sumió a Japón en una crisis política sin precedentes. Esto último a mi entender es especialmente importante, pues fue el principal motivo para que no se tomarán importantes medidas por parte del Gobierno. Además Japón contaba con el mercado laboral más rígido que he podido conocer. Y esto por motivos muy arraigados en la sociedad: la cultura del empleo de por vida.
Por suerte no estamos en Japón, pero la crisis actual presenta grandes semejanzas con la que se inicio en Japón en 1990:
- Una fuerte crisis financiera.
- Contracción de la demanda Internar: la demanda nacional se sitúa en una tasa interanual positiva (en el 2º Trimestre) del 1,5 cuando hace un año se crecía a una tas del 4,9. y esto continuará decreciendo. Si tienes alguna duda piensa en esto:
- Las ventas de comercio al por menor ha caído un 7,2% en el mes de septiembre pasado.
- El paro en el tercer trimestre se sitúa en el 11,2% (en Andalucía en el 18,33%) y como novedad con destrucción de puestos de trabajo. Menor renta menor consumo.
- El índice de producción industrial se sitúa -8,8% en el mes de septiembre. Este dato nos dice varias cosas: que la demanda ha caído y la oferta intenta ajustar su producción; que las empresas no esperan una recuperación a corto medio plazo de la demanda.
- La inflación vuelve a bajar en septiembre situándose en el 4,5 %. Es cierto que esto se debe a la caída de precios de las materia primas y los alimentos, pero también es cierto que los precios se ajustan cuando caé la demanda y esto es lo preocupante: al reducirse los precios y por tanto los ingresos que obtienen las empresas por sus ventas, se produce una disminución de los beneficios, ya que se reduce la facturación, pero los costes no descienden en la misma medida debido a la rigidez a la baja de los salarios y de otros costes. Esta reducción de los márgenes empresariales conlleva una disminución de la inversión y del empleo. La disminución del empleo reduce la masa salarial y, consecuentemente, la demanda de consumo.
- La tasa de crecimiento del coste laboral por trabajado y mes se situó en el 2º trimestre en el 5,3% y es previsible que hasta que no se firmen los nuevos convenios no se reducirá dicha tasa, es decir, febrero marzo del 2009. Esta es en parte la rigidez de los costes salariales.
- La demanda de bienes de equipo (la inversión que crea empleo) crecía fuerte hace un año, aunque haya sido un puntal de nuestra economía, al 11,3 % ; el último dato de tasa es del 2,3 %.
La conclusión es clara: el gobierno y los llamados agentes sociales han de actuar en una dirección y esta es el lado de la oferta. Las famosas medidas estructurales que mejoren la productividad de la economía española son necesarias. Nuestra competitividad exterior depende de esta mejora y no de la relación de cambio euro/dolar. Para esto no existe varita mágica ni medidas a corto plazo, pero bastaría con hacerle caso a los manuales de economía. Todas la medidas del gobierno actúan sobre el lado de la demanda: básicamente repartir dinero para intentar mantener el consumo y por tanto la demanda, pero no hay dinero suficiente para esto.
No se si viviremos una crisis como la de Japón y, tampoco si entraremos en un ciclo deflacionista, pero estoy convencido que no se está haciendo nada para evitarlo, por lo menos en nuestro pais.
Salvo mejor opinión